De unos años a esta parte estamos asistiendo a una tendencia cada vez mayor de utilizar la madera como elemento principal en la arquitectura, ya sea de una vivienda, una iglesia o un espacio público. Hace unos años, esto era algo impensable, ya que existían muchos prejuicios en torno a la usabilidad de este material para la construcción.
Sin embargo, en un giro del destino, cada vez son más las edificaciones que tienen a la madera como elemento principal de la estructura, como ocurre por ejemplo con las casas prefabricadas.
Historia del uso de la madera en la construcción
Si pensamos en la historia del uso de la madera en la construcción, no podemos evitar hacer ciertos paralelismos con la historia de la humanidad y su evolución.
Lo más seguro es que, cuando llegaba el frío y la piel de los animales no resultaba suficiente para cobijarse de las bajas temperaturas, las primeras viviendas se construyeran con ramas que caían de los árboles o que resultaban fáciles de arrancar.
Más tarde, cuando se desarrollaron herramientas como hachas o cuchillos de piedra afilada, podrían cortar troncos cada vez más gruesos hasta conseguir un material de construcción más sólido.
La madera, al contrario que otros materiales como la piedra, no se puede fosilizar, por lo tanto, no hay muchos vestigios arqueológicos que confirmen esta teoría, más allá de algunas cabañas mesolíticas.
Pero sí nos sirve como testimonio la actividad de los pocos pueblos que, a día de hoy, siguen viviendo en la edad de piedra: los papúes de Nueva Guinea o las etnias aborígenes del Amazonas.
También los restos celtas que encontramos en el norte de la península, Galicia y Asturias concretamente, nos sirven como legado, aunque se trate de una población más tardía, de la edad de cobre.
Con el desarrollo de herramientas y mejoras técnicas, la complejidad de las estructuras de madera se incrementó. En el tratado De architectura, escrito por el arquitecto Marco Viturbio en el año 25 a.C., se recogen las primeras descripciones sobre composición, cualidades y usos de la madera, que era el material con el que se construían muchos edificios de varias alturas durante la Roma imperial.
Algo que choca con el legado clásico que nos ha llegado a día de hoy, que son inmensas construcciones de piedra, mármol o ladrillo, como los coliseos, el panteón o los teatros, entre otros muchos.
Y es que estos materiales, más robustos y duraderos, se empleaban en construcciones de mayor importancia, aunque la madera se empleaba en las cubiertas.
Sin embargo, no debemos olvidar que se trata de un material combustible, y que era habitual crear pequeños fuegos en el interior de los hogares para mantener el calor. Por lo tanto, los incendios también eran algo frecuente, y este material comenzó a recibir un estigma que duró hasta hace poco.
Así que se comenzaron a buscar nuevas técnicas de edificación, como el adobe o los ladrillos de arcilla cocida que poco a poco desplazarían a la madera como elemento de construcción.
Al adobe y los ladrillos, le siguieron el hormigón moderno y el acero. Mientras, la madera, relegada a un segundo plano, estaba obligada a buscar formas de innovación. Fue así como surgieron los primeros tableros estructurales, y, gracias a la industria química, se creó una amplia gama de protectores más allá de las breas y aceites tradicionales.
En el siglo XIX surgen las primeras casas prefabricadas de entramado ligero como respuesta a la necesidad de edificar de forma rápida edificios nuevos. Con este sistema, se construyen edificios de múltiples plantas, diferentes acabados y diseños muy distintos.
Su uso se extendió en los países escandinavos como Finlandia o Suecia, y también por Estados Unidos o Australia, pero no tuvo el mismo éxito en la Europa mediterránea, donde existía esa reticencia a su uso por su combustibilidad.
Una mirada que ha cambiado en las últimas décadas, especialmente a partir de 2006, cuando se redactó el Código Técnico de Edificación, en el que se contempla la madera como un material más de construcción.
Gracias a la evolución y tratamientos a los que se la somete, ha recuperado la fama de antaño por sus cualidades isotérmicas, su sostenibilidad y el excelente comportamiento en caso de incendio.
Madera y diseño moderno
A pesar de que la madera natural puede considerarse defectuosa en el sentido de que tiene puntos de debilidad impredecibles, cuando se trabaja es un material muy agradecido, duradero y versátil. Por eso es un material tan empleado en diseño y arquitectura modernos.
Por lo general, la madera se asocia a estilos clásicos y rústicos. Sin embargo, ha evolucionado hasta el punto de convertirse en un material de relevancia en diseños innovadores y vanguardistas.
Estamos acostumbrados a verla como elemento decorativo en paredes, techos y suelos, pero los arquitectos y diseñadores contemporáneos han desarrollado nuevas técnicas y tecnologías que permiten tratar la madera, pudiendo crear superficies más suaves, uniformes y duraderas.
Gracias a esto, se utiliza como elemento estructural, siendo una alternativa ligera y más sostenible que el acero o el hormigón.
Además, es muy versátil, ya que es muy flexible, lo cual permite hacer realidad las formas y patrones que los diseñadores crean en su mente. Y también es altamente combinable con, por ejemplo, el vidrio, el hormigón o el ladrillo, creando soluciones vanguardistas que aúnan lo tradicional y lo moderno.
Ventajas de la madera en la arquitectura moderna
Frente a otros materiales, la madera previamente tratada ofrece numerosas ventajas para la arquitectura:
- Sostenible. Por un lado, porque es renovable, biodegradable y reciclable, y muchos bosques de los que procede tienen una gestión responsable. Por otro, porque el gasto de energía que se emplea durante su uso y transporte es muy bajo, ya que. El uso de agua es prácticamente nulo.
- Belleza y calidez. La madera es elegida por su capacidad para crear ambientes cálidos y acogedores en cualquier espacio. Además, puede ser muy atractiva a nivel visual, ya que es muy versátil a la hora de trabajarla.
- Ligera y resistente. Su comprensión para arena de fibras es muy parecida al acero, pero tiene más elasticidad. A pesar de que es inflamable, algo bueno que tiene es que tiene un comportamiento muy predecible con el fuego, ya que la superficie que está expuesta se hincha creando una capa carbonizada que protege el resto de la construcción.
- De fácil montaje. Al ser un material tan ligero, el transporte y montaje es fácil y sencillo.
- Duradera. Si se trata de forma correcta y su mantenimiento es el adecuado, la madera puede durar décadas, e incluso siglos.
- Aislante término y acústico. Sus capacidades para aislar tanto sonido como calor son excelentes, por lo que minimiza la pérdida de temperatura y ruido en una estructura.
- Flexible. Su flexibilidad le permite soportar cargas dinámicas, lo cual la convierte en una opción ideal para estructuras que experimenten cambios en la carga, como puentes o edificios de varias alturas.
Ejemplos de construcciones modernas con madera
A continuación, os presentamos algunas construcciones modernas construidas con madera:
- Iglesia en Knarvik (Noruega). Construida en una colina, esta iglesia tiene una superficie de 2.250 m2 distribuidos en dos plantas. Compuesto por dos cuerpos, el campanario tiene una altura de 23,30 metros de altura, y la fachada principal, que da al valle, 43m.
- La Casa Club Valle de San Nicolás (México). Construido en 2021 con madera laminada cruzada (CLT), este edificio busca fusionar la arquitectura en la naturaleza, simulando una barca anclada al lago.
- Timber House de Mesh Architectures (Nueva York). Es el primer edificio cuyas vigas, columnas y entreplantas son de madera, aunque debido a la normativa local, se incluyó hormigón en su construcción.
- La torre Mjøstårnet (Noruega). Con 18 pisos de altura, este edifico, obra de Voll Arkitekter y con una estructura de madera, alberga un hotel, apartamentos, oficinas y restaurantes.
Si quieres conocer algún proyecto arquitectónico de madera de castaño en el que Siero Lam haya estado implicado, en nuestra web encontrarás algunos.
La madera en la arquitectura del futuro
Gracias a su uso cada vez más extendido en la construcción, la madera se perfila como uno de los materiales imprescindibles para la arquitectura del futuro.
Se está demostrando que las edificaciones son más sostenibles, menos contaminantes, y más saludables en términos generales. Por lo tanto, su uso puede hacer de la construcción una industria sostenible, también en términos de funcionalidad.
En la actualidad, son muchos los países que se están sumando a esta tendencia: Noruega, Suecia, Suiza, Canadá, Japón, Australia… En España, cada vez damos más pasos al frente en el camino hacia construcciones más ecológicas.
