¿Qué es la arquitectura bioclimática?

arquitectura bioclimática

El consumo energético relativo al uso de los edificios y al sector de la construcción son dos grandes fuentes de emisiones nocivas de CO2. Según un informe de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), solo en el año 2019 ambas actividades consumieron el 36% de la energía del planeta. Tras el parón por la pandemia, se recuperó la labor constructiva y algunas economías emergentes aumentaron la utilización de combustibles fósiles en las edificaciones.

Naciones Unidas, en su informe sobre la situación mundial de los edificios y la construcción en 2022, revela que la demanda energética de las edificaciones aumentó un 4% durante el 2021, el mayor incremento en esta materia de la última década. De hecho, según este organismo, las emisiones nocivas procedentes del uso de las construcciones alcanzaron niveles máximos nunca vistos, 10 GtCO2, un 5% más que en el año anterior.

Por todo ello, avanzar hacia un modelo de arquitectura sostenible resulta esencial para mitigar los efectos del cambio climático. En este sentido, el diseño bioclimático de edificios tiene mucho que aportar, ya que es aquel que atiende a las condiciones meteorológicas de la zona, al mismo tiempo que aprovecha los recursos disponibles para reducir el consumo energético posterior.

Historia de la arquitectura bioclimática

Vivimos en una sociedad cada más concienciada y comprometida con el cuidado del medioambiente, quizá por esto el concepto de arquitectura bioclimática nos parece novedoso. Sin embargo, las bases de este modelo de construcción se asientan en la antigua Grecia y, en el posterior, Imperio romano. En palabras de Sócrates, en las casas orientadas al sur el sol penetra por el pórtico en invierno, mientras que en verano el arco solar genera sombra.

Otros ejemplos de arquitectura climática son las casas blancas de Andalucía o los tejados orientados al sur en la cornisa cantábrica. Precisamente en esta zona, no hace mucho era fácil encontrar casas rurales con establo en el piso inferior y desván en la planta superior. La vivienda, en la planta intermedia, aprovechaba el calor originado por el ganado y el aislamiento que proporcionaba la paja en el ático durante el invierno.

En definitiva, una construcción bioclimática es aquella que se adapta a las condiciones meteorológicas de la zona en la que se ubica. Además, es respetuosa con el entorno natural y aprovecha los recursos disponibles para minimizar el consumo energético. Aunque este concepto como tal no ganó fuerza hasta mediados del S. XX, cobrando notoriedad en los últimos meses ante la urgencia de preservar la salud del planeta.

Objetivos de la arquitectura bioclimática

Aprovechar las fuentes ambientales para mejorar el confort térmico de los edificios es la principal premisa del diseño bioclimático. Además, pretende ir un paso más allá y apuesta por integrar la finca con la estética del entorno en que se ubica. Pero, ¿cuáles son los principales objetivos de este tipo de construcción?

  • Crear espacios saludables.
  • Incrementar el bienestar interior.
  • Mejorar la eficiencia energética, hacia un modelo de consumo casi nulo.
  • Ser respetuoso con el medio natural, menos contaminante.

Para alcanza todas estas metas es necesario tener en cuenta diferentes cuestiones, elegir materiales sostenibles, como la madera; implementar medidas para reducir el consumo energético y atender al bienestar de la arquitectura local.

Aspectos relevantes en este tipo de arquitectura

En general, podemos decir que un edificio bioclimático se construye atendiendo a una serie de cuestiones técnicas que permiten reducir el consumo de energía y minimizar su impacto o huella con el entorno. Entre otras cuestiones, podemos destacar las siguientes: 

  • Orientación, tamaño y altura. Este tipo de construcciones suelen tener una forma compacta, con una superficie homogénea. Además, las ventanas, por ejemplo, se orientan hacia el ecuador con el objetivo de aprovechar mejor la energía solar.
  • Materiales. Prima el uso de elementos naturales, sostenibles y menos contaminantes. La utilización de la madera, por ejemplo, se encuentra al alza, Además, será importante que tanto la envolvente, como las cubiertas y los cerramientos estén debidamente aislados para evitar las fugas caloríficas.
  • Uso del agua y vegetación. Muy útil para las zonas más calurosas. El uso de medidas como los jardines verticales o las cubiertas vegetales ayudan a mitigar el calor. Además, mimetizan el edificio con la naturaleza y contribuyen a evitar el deterioro de esta última. 
  • Ventilación. Fomentan que las temperaturas interiores se mantengan estables, el aire caliente que sale se transfiere al aire fresco que entra a través de un intercambiador de calor.
  • Eficiencia energética. Para mejorar este concepto se puede atender a diferentes sistemas, como la estanqueidad del edificio o, lo que es lo mismo, reducir los huecos por los que se puede perder el calor o penetrar el frío. En esta línea, y por la misma razón, conviene evitar los puentes térmicos. Por último, para mejorar el bienestar es importante atender a cuestiones de confort higrotérmico, con el objetivo de evitar problemas de condensación y humedad.

Ventajas de la arquitectura bioclimática

No cabe duda de que los edificios ecoeficientes, diseñados atendiendo a cuestiones bioclimáticas, presentan un montón de beneficios tanto para los usuarios como para el medioambiente y la sociedad en general. Ya hemos destacado algunas de sus bondades, pero podemos resumirlas todas en el siguiente listado:

  1. Fomenta hábitos de vida saludables al hacer un uso responsable tanto de la energía como de los recursos.
  2. Reduce la huella de carbono y la huella hídrica. Minimiza las emisiones de carbono a la atmósfera y optimiza el consumo de agua.
  3. Ahorro económico relativo al consumo energético. La integración del edificio a las características del entorno permite ahorrar en las facturas de suministros energéticos.
  4. Favorece el confort térmico. Permite mantener las temperaturas estables, optimizando el uso de la calefacción o el aire acondicionado.
  5. Minimiza la contaminación acústica. El uso de elementos aislantes no solo mejora las condiciones térmicas, también reduce el impacto de los ruidos.

En definitiva, la arquitectura bioclimática apuesta por la innovación, implementando sistemas vanguardistas y priorizando las fuentes de energía renovables, como la aerotermia o la solar.

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DH