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Mantenimiento del suelo de madera exterior, tarima o decking: conservar tu terraza impecable

mantenimiento del decking en terrazas y exteriores

Contar con una terraza es, sin duda, un privilegio, sobre todo durante los meses más cálidos del año. No obstante, para quienes adquieren su primera vivienda, la elección del decking o tarima exterior más adecuada —y su correcto mantenimiento— suele generar incertidumbre.

En este artículo, abordaremos estos aspectos clave y explicaremos por qué es fundamental recibir asesoramiento profesional sobre el mantenimiento de la madera exterior ante las inclemencias climáticas, sin comprometer su estética ni durabilidad.

Consejos generales para mantener la madera en exterior

El punto de partida para conservar la madera en exteriores es elegir la especie y el tratamiento más adecuado en función de las condiciones específicas del entorno. Aspectos como el clima, la orientación de la vivienda o la naturaleza del terreno influyen directamente en el comportamiento y la resistencia del material a largo plazo.

En el caso específico del mantenimiento de tarimas de madera, es esencial seguir estos pasos:

  1. Identifica el tipo de madera: cada especie requiere un tratamiento específico, por lo que reconocerla es clave para aplicar los productos más efectivos.
  2. Prepara la superficie: si hay imperfecciones, un lijado previo asegurará una mejor adherencia y acabado de los tratamientos.
  3. Protección adicional: en zonas húmedas o propensas a plagas, el uso de fungicidas e insecticidas previene daños a largo plazo.
  4. Limpieza previa imprescindible: antes de aplicar cualquier producto, elimina por completo el polvo, los residuos y la suciedad para maximizar su eficacia.

Hoy en día, existe una amplia gama de tratamientos para madera exterior que preservan su calidad. No obstante, recomendamos siempre consultar con profesionales o proveedores las características técnicas de la madera y seguir sus indicaciones para lograr resultados duraderos y de alto rendimiento.

Mantenimiento específico de suelos de madera o tarima exterior

La diferencia entre una tarima exterior que perdura en óptimas condiciones y otra que requiere intervenciones prematuras radica en la calidad y periodicidad de su mantenimiento. Como expertos en el sector, estas son algunas recomendaciones que se deberían tener en cuenta:

Limpieza

La limpieza regular es imprescindible. Existen dos métodos principales, dependiendo de los recursos disponibles y del grado de suciedad:

Método manual

  • Eliminar residuos sueltos con una escoba de cerdas suaves o medias, específica para superficies de madera, evitando arañazos o desgaste prematuro.
  • Humedecer la tarima de forma homogénea con agua limpia para favorecer la apertura del poro superficial.
  • Aplicar una solución jabonosa neutra y frotar siguiendo el sentido longitudinal de las lamas.
  • Aclarar con abundante agua y retirar el exceso con un haragán de goma.

Método mecánico

  • Se puede optar por una limpieza con una hidrolimpiadora de alta presión, eficaz en superficies muy expuestas o con suciedad persistente.
  • Para evitar dañar la madera, mantener mínimo 50 cm de distancia entre la boquilla y la superficie y ajustar la presión según la dureza del material.

Tratamientos

Después de limpiar y secar la tarima, se debe aplicar un protector específico para madera exterior. Entre las opciones más efectivas se encuentran:

  • Aceites naturales: nutren la madera desde dentro y realzan su belleza natural.
  • Lasures: protegen de los rayos UV y la humedad, permitiendo que la madera respire.
  • Barnices para exterior: ofrecen una capa protectora duradera, aunque menos flexible ante dilataciones.

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Reparación

Incluso con el mejor mantenimiento, pueden surgir daños. Una inspección periódica permite detectar a tiempo tablas sueltas, astillas, fijaciones sobresalientes o indicios de pudrición.

En estos casos:

  • Tablas astilladas: lija la zona afectada en dirección de la veta.
  • Tablas muy dañadas: considera reemplazarlas.
  • Clavos o tornillos salientes: ajústalos o sustitúyelos.
  • Manchas profundas o decoloración: lija toda la superficie.

Precauciones

Las tarimas están expuestas a sol, lluvia, humedad, insectos y hongos. Durante el invierno o lluvias intensas, cúbrela si no la vas a usar, especialmente si la madera tiene poca resistencia a la humedad.

También puedes:

  • Colocar protectores de fieltro en el mobiliario.
  • Asegurar buena ventilación inferior.
  • Mantener la superficie limpia y seca; ante moho, aplica tratamiento fungicida de inmediato.

¿Cada cuánto tiempo debo hacer el mantenimiento?

Se recomienda una limpieza profunda con agua y jabón neutro cada 3–4 meses, en primavera y otoño.

La frecuencia del mantenimiento varía según el acabado:

  • Madera con aceites: cada 6–12 meses.
  • Lasures: cada 1–2 años.
  • Barnices: cada 2–3 años.

En definitiva, el mantenimiento de la tarima exterior debe realizarse mensualmente, prestando atención tras temporales o cambios estacionales. Detectar grietas, decoloración o ablandamiento a tiempo es clave.

DH