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Resistencia al fuego de la madera en construcción, mitos y realidades

fuego y madera

La madera encierra secretos que desafían las creencias populares. Lejos de arder instantáneamente al menor contacto con las llamas, este noble material exige condiciones precisas y temperaturas específicas para iniciar su combustión.

Aunque madera y fuego comparten una conexión ancestral, persisten mitos sobre la vulnerabilidad de la madera al fuego. En realidad, su reacción térmica es más compleja de lo que parece. ¡Veamos más curiosidades al respecto!

 

 

¿A qué temperatura arde la madera?

Las maderas nobles, como el castaño, demuestran que su ignición no es instantánea. Este proceso generalmente comienza entre los 250 °C y 280 °C aproximadamente, tras una fase previa de pirólisis que comienza alrededor de los 100 °C – 120 °C con la evaporación del agua.

Factores como la especie, la humedad, la densidad, los tratamientos ignífugos y el grosor influyen directamente en la resistencia al fuego. Por ejemplo, maderas densas como el roble o el haya requieren más temperatura y tiempo que coníferas como el pino. Además, piezas gruesas tardan más en alcanzar la temperatura de ignición en toda su masa.

¿Cómo calcular la resistencia al fuego madera?

Para evaluar la resistencia al fuego de las estructuras de madera, se aplican distintos ensayos especializados:

  • Ensayo de ignición: consiste en exponer una muestra a una fuente de calor controlada y medir el tiempo que tarda en iniciar la combustión.
  • Ensayo de propagación de la llama: similar al anterior, pero centrado en medir la velocidad con la que el fuego se extiende sobre la superficie.
  • Ensayo de resistencia al fuego: se somete la muestra a diferentes temperaturas para determinar cuánto tiempo mantiene su integridad estructural frente al fuego.

¿Cómo se comporta la madera frente al fuego?

La madera despliega un comportamiento frente al fuego que sorprende a ingenieros y arquitectos: lejos de colapsar de forma repentina, responde de manera gradual y controlada.

Al entrar en contacto con las llamas, genera una capa carbonizada que avanza a ritmo constante —0,65 mm/min en coníferas y 0,50 mm/min en frondosas—. Esta capa actúa como barrera térmica, protegiendo el núcleo estructural, que conserva sus propiedades mecánicas.

Este fenómeno explica por qué la resistencia al fuego en estructuras de madera puede superar incluso a la de elementos metálicos, desafiando ideas preconcebidas sobre su comportamiento ante altas temperaturas.

Sin embargo, comprender esta resistencia implica conocer las fases que atraviesa la madera al enfrentarse al calor:

  1. Fase de calentamiento: la madera libera humedad conservando toda su resistencia estructural.
  2. Fase de pirólisis: inicia la descomposición química sin manifestación visual de llamas.
  3. Fase de ignición: aparecen las llamas y comienza la combustión superficial.
  4. Fase de carbonización: se establece la capa protectora que frena la propagación térmica hacia el interior.

Mitos sobre la madera y el fuego

Décadas de malentendidos han ensombrecido la verdadera naturaleza de la madera frente al fuego. Estas percepciones erróneas, heredadas más de tradiciones orales que de conocimiento científico, han frenado el aprovechamiento responsable de este material excepcional.

El mito más extendido sostiene que las estructuras de madera representan un peligro inmediato de combustión. La realidad contradice esta creencia: encender un tronco macizo con una simple cerilla resulta prácticamente imposible. La madera maciza necesita temperaturas superiores a 400 °C sin llama directa o 270–300 °C con llama para iniciar su combustión.

Muchos profesionales asumen erróneamente que la madera ofrece menor seguridad estructural que materiales aparentemente más «seguros». Los datos técnicos revelan lo contrario: mientras el acero pierde hasta el 50% de su resistencia mecánica a 550 °C, la madera conserva gran parte de su capacidad estructural a temperaturas similares. El acero experimenta deformaciones críticas desde 450 °C, provocando colapsos súbitos, mientras que las estructuras de madera permiten evacuaciones más seguras y predecibles.

Para reforzar la seguridad frente al fuego, en España rige el CTE DB SI, que establece los requisitos básicos de protección en caso de incendio. Toda nueva edificación, así como las intervenciones en construcciones existentes, deben ajustarse a lo dispuesto en esta normativa.

Proteger la madera del fuego

Pese a que la madera demuestra un comportamiento excepcional frente al fuego por sí misma, la innovación en tratamientos protectores ha abierto nuevas fronteras para ampliar sus aplicaciones constructivas.

Actualmente, los métodos de protección se organizan en dos enfoques principales: tratamientos en profundidad y superficiales. Los primeros incorporan el producto químico mediante presión en autoclave, mientras que los segundos crean una barrera protectora externa.

Entre los productos más utilizados destacan:

  • Barnices y pinturas intumescentes.
  • Morteros compuestos de perlita, vermiculita o lana de roca.
  • Retardantes químicos específicos.

Conocer cómo reacciona la madera al fuego es clave para construir de forma más segura y sostenible. Además de ser resistente, tiene mecanismos naturales de protección que la hacen una opción confiable y responsable para la arquitectura.

Es momento de superar los prejuicios y apostar por lo que realmente sabemos.

DH